martes, 3 de julio de 2007

Comentario de Sergio Sinay

Un diálogo entre colegas, que se inicia a través del correo electrónico, puede llegar a ser muy fructífero cuando prima la voluntad de servicio, el amor por la libertad de expresión y la defensa de los valores humanos. Así surge esta historia, como tantas otras, un e.mail desde Misiones, otro desde Buenos Aires y la reunión on line de dos luchadores en lo que respecta a los vínculos humanos.

Sergio Sinay nació en Buenos Aires el 10 de agosto de 1947. Después de vivir su infancia y adolescencia en Santiago del Estero, a los 18 años comenzó estudios de sociología, aun cuando ya era un apasionado del periodismo, actividad en la que se inició un año después. Dedicó a esta profesión 27 años de su vida, durante los cuales no sólo desarrolló su amor por la escritura, sino que creó y dirigió diversas publicaciones.Dirigió las revistas Hombre, Expansión (en México) y la revista dominical del diario Clarín. Fue jefe de redacción de las revistas Siete Días y de las ediciones de Reader«s Digest en español. Fundó y editó la revista Persona.

Luego de vivir y desempeñarse profesionalmente en México durante seis años, comenzó a volcar su atención, energía y recursos de investigación hacia los vínculos humanos. Escribió más de dos centenares de artículos y varios libros sobre distintos aspectos de la vida del varón y sobre los vínculos entre hombres y mujeres. En 1993 ganó el premio de Ensayo del diario La Nación con su trabajo "El varón contemporáneo ante el fin de siglo".

Como parte de su formación, egresó de la Escuela de Psicología de la Asociación Gestáltica de Buenos Aires y se ha capacitado con el doctor Norberto Levy en Autoasistencia Psicológica y Psicología Transpersonal, además de otros entrenamientos en el campo de la psicología humanista. También se internó en el estudio de la relación entre la astrología y la configuración energética y psicológica de las personas.

Entre sus obras se destacan: "Che Guevara para principiantes", "Inolvidable: el libro del bolero y del amor", "Gestalt para principiantes", "Hombres en la dulce espera", "El amor a los 40", "Esta noche no, querida", "Ser padre es cosa de hombres", "Las condiciones del Buen Amor", "Misterios masculinos que las mujeres no comprenden", "Vivir de a dos", "Elogio de la responsabilidad", etc.

Notable periodista, notable escritor, notable terapeuta... Imposible no admirarlo. Nuestro Director ha leído todos sus libros y cuál no sería su sorpresa cuando -como respuesta al primer e.mail que le ha enviado- recibe estas palabras: "Hola José Antronio: Muchas gracias por su mensaje y por la lectura de mis textos. Le cuento que recordé de inmediato su nombre en cuanto lo ví porque he leído algunas cosas suyas que me parecieron muy interesantes en la web. Es muy lindo encontrarse con personas que andan en las mismas exploraciones. Con todo gusto aceptaré su invitación de leer su libro, ¿cómo le parece que puede hacérmelo llegar? Le envio, mientras tanto, un caluroso saludo Sergio" Luego de recibir el libro, Sinay vuelve a escribir un e.mail: "Amigo José Antonio: Muchas gracias por el libro y me siento muy honrado por la dedicatoria. Comenzaré a leerlo alternando con mis actividades y le comunicaré sinceramente mis impresiones. Le deseo mucho éxito en el emprendimiento que ha iniciado y con mucho gusto espero poder estar allí para compartir reflexiones con usted y su gente. Un abrazo Sergio"

Y como lo había prometido, acá están sus sinceras palabras:

"Encontré una obra de profunda sensibilidad, con una sutil integración de las dos vertientes de las cuales se enriquecen los estudios sobre temas que hacen a los vínculos humanos. Uno de ellos es el conciente y lúcido rastreo en lo que se ha investigado y trabajado sobre el tema. No se trata de una simple acumulación de información, sino de una rica complementación temática. Y, por otro lado, la fuente acaso más rica e irremplazable, como es la propia experiencia del autor, el testimonio de su tránsito existencial. Lo vivencial vibra en el libro y le da una tonalidad a la vez subjetiva y comprometida que es esencial para que el lector no sólo sea observador sino un protagonista identificado. No se trata de una combinación habitual ni fácil y hay que celebrarla".

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